Dios sólo habla en silencio. El ruido presenta 
un problema para quién busca a Dios. El silencio es reflexión. El ruido 
es olvidar nuestra misión.
 
 Grita aquél que no tiene nada que expresar.
 A partir del ruido, tratan de llenarse de estímulos. De allí, la droga,
 el alcohol, las salidas a lugares nocturnos de aturdimiento o la 
televisión prendida todo el día aunque no haya nada valioso para ver.
 Teresa de Calcuta

 
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