La Ley del Uno, Libro I
( pekeña parte de la introduccion)
Constantemente nos esforzamos por presentar, a través de numerosos
canales de comunicación, un simple mensaje a los pueblos de la Tierra:
el mensaje que les llevará al simple discernimiento de todo lo que es,
que es amor.
Pero el discernimiento, ese discernimiento que nos
muestra el amor de un Creador Infinito, se describe una y otra vez como
posible mucho más fácilmente mediante los procesos de la meditación que
por cualquier otro método:
Hay ciertas informaciones que son
importantes, y otras que no lo son. La sabiduría es ciertamente una
cuestión de soledad, amigos míos.
Debéis aceptar esa verdad a
medida que adquirís la carga de la sabiduría. Tenéis que ser cuidadosos
ante lo que sabéis, pues lo que sabéis en la creación real tiene poder, y
lo que deseáis indicará la dirección en la que ese poder irá dirigido;
pero tened fe, amigos míos, en lo que sabéis y en lo que estáis
aprendiendo. Alimentad vuestra fe y vuestro
discernimiento mediante la meditación. Amigos míos, cuanto más lejos lleguéis en este camino,
más
sentido hallaréis en esta simple afirmación: meditad. Comienza como un
simple proceso y, poco a poco, se transforma en un modo de vida.
Observadlo a medida que progresáis en vuestro camino espiritual.
Con frecuencia, los mensajes de los contactados sugieren que el estado mental del buscador tiene la
oportunidad
de encontrarse constantemente en una disposición mucho más agradable
que quien no está comprometido activamente en el camino del
autoconocimiento y la búsqueda. Sin embargo, hay
otros frutos del
camino de la meditación y de la búsqueda que son previsibles y que
captan la atención de los que canalizan estos mensajes.
Amigos
míos, cabe recordar que el servicio al prójimo es servicio a uno mismo.
Observad que no estamos diciendo que ese servicio es similar al servicio
a sí mismo, pues no existe similitud entre el prójimo y nosotros:
existe identidad; existe
conclusión y unidad.
Edicion Korina May
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