lunes, 22 de octubre de 2012

Sarumah- Angel Cristo Acoglanis «El portero de Erks»

Sarumah- Angel Cristo Acoglanis  «El portero de Erks»
Sarumah fue el nombre que el doctor Acoglanis adoptaba durante las ceremonias de invocación de Erks y en otros momentos muy particulares de su vida. Y Si como Sarumah se encontraba rodeado de misterio, como Acoglanis También.

Había nacido en Grecia, donde estudió medicina pero pronto lo perdió todo por cuestiones políticas y revolucionarias por lo que se expatrió en 1950. Se sabe que permaneció un tiempo en Albania y desde allí partió al Tibet (En ese momento dominado por China Comunista). Ingresó en un monasterio de Lhassa donde fue iniciado en medicina religiosa tibetana
En la década del 60 viajó a la Argentina, aunque regresó en dos oportunidades al Tibet. Finalmente fijó residencia en Villa Allende, luego de casarse.
El doctor Angel Cristo Acoglanis se especializaba en técnicas de acupuntura, dígitopuntura y quiropraxia,convirtiéndose en un profesional respetado y exitoso.
A partir de la década del 70 compró una casa en Quebrada de Luna, muy cerca de los Terrones, donde pasaba la mitad de la semana. El resto de los días los dedicaba a atender pacientes en su consultorio de Buenos Aires.

En 1989 Acoglanis tenía 63 años y se encontraba en su mejor momento personal y profesional. Atendía a cientos de pacientes y lo seguía un número importante de discípulos. El consultorio que demandaba mayor atención era el de Buenos Aires, ubicado en la avenida Callao 1541.
El 19 de abril de 1989, a las 10.40am Rubén Antonio entró al consultorio de la avenida Callao. Lo atendió la secretaria, llamada Tina, que lo acompañó a la cocina y le sirvió un café pues Acoglanis estaba atendiendo un paciente.
Tina escuchó la puerta de uno de los consultorios y el paciente se despidió. Acoglanis fue directamente a la cocina sin que Tina tuviera que avisarle de la visita. Desde su escritorio escuchó la voz del doctor diciendo «No lo hagas, no lo hagas...» y seguidamente el estruendo de siete disparos, dos de un pistolón de caza y cinco de un revólver calibre 32 (Lo que se confirmaría luego, claro está).A media cuadra, sobre calle Las Heras está la comisaría 17 donde se entregó el asesino declarando: «He matado a un brujo y me siento muy aliviado»
Apenas nueve horas después del crimen, Servini —jueza de instrucción donde radicaba la causa 14.168 realizó la reconstrucción del hecho.Inmediatamente Rubén Antonio fue derivado al hospital Borda donde se le realizaron los estudios sobre su estado psíquico. Los forenses dictaminaron que Antonio «No comprendió la criminalidad del acto» y que «Sus facultades mentales estaban alteradas».
La jueza resolvió rápidamente el caso. Apenas le llevó dos meses. Lo sobreseyó definitivamente, declarándolo inimputable por insanía y ordenando la internación de Antonio. Pero la familia lo sacó del Borda y lo instaló en la Clínica privada Saint Emilien, del barrio de Saavedra. El 11 de mayo de 1990, el paciente salió de la institución médica.El asesino de Acoglanis se suicidó en 1993.



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